viernes, 15 de noviembre de 2013

Viajeros famosos: ALEXANDER VON HUMBOLDT

El último sabio


 Conocido también como el Barón de Humboldt, Alexander fue geógrafo, astrónomo, humanista, naturalista y explorador, pero sobre todo, era un apasionado viajero, maravillado con la naturaleza física y humana de los lugares que recorrió y también con los paisajes del recién descubierto continente americano, toda una novedad en su época para el mundo europeo. Ávido de conocimientos emprendió su largo viaje de 28 años, auto financiándose con la cuantiosa herencia que recibió de su madre, una aristócrata de la sociedad alemana de origen francés y sólo cuando se quedó sin dinero decidió aquietarse y plasmar sus conocimientos en dos libros monumentales de varios tomos: Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente y Cosmos, monumental visión global de la estructura del universo.

Friedrich Wilhelm Heinrich Alexander Freiherr von Humboldt nació en Berlín y murió allí mismo a los 90 años después de haber recorrido Europa, América del Sur, parte del actual territorio de México, EE.UU., las Islas Canarias y Asia Central. Se especializó en diversas áreas de la ciencia como la etnografía, la antropología, física. Zoología, ornitología, climatología, oceanografía, astronomía, geografía, geología, mineralogía, botánica, vulcanología y el humanismo. Casi nada, por algo algunos dicen que es el último sabio. Se formó intelectualmente en Berlín, Frankfurt del Oder y en la Universidad de Gotinga, aunque nunca se tituló. 

Apasionado por la botánica, la geología y la mineralogía, tras estudiar en la Escuela de Minas de Freiberg y trabajar en un departamento minero del gobierno prusiano, en 1799 decidió dejar la tranquilidad y rutina berlinesa para aventurarse hacia lo desconocido; así a los 30 años obtuvo el permiso para embarcarse rumbo a las colonias españolas de América del Sur y Centroamérica, acompañado por el botánico francés Aimé Bonpland y posteriormente del científico ecuatoriano Carlos de Montúfar. Ya su peregrinar había comenzado a los 21 años cuando de estudiante viajó por Europa, navegando el río Rin hasta Holanda e Inglaterra y vivenciando a plenitud la Revolución Francesa, desde entonces se instaló su gusanillo viajero y sus ideas liberales.

En este viaje al continente americano recorrió casi diez mil kilómetros en tres grandes etapas. Las dos primeras en Sudamérica, desde Caracas hasta las fuentes del Orinoco y desde Bogotá a Quito por la región andina, y la tercera por las colonias españolas en México. Humboldt terminó sus viajes por América con una visita a Estados Unidos, donde fue huésped del presidente Thomas Jefferson, un aficionado de los estudios geográficos. Allí fue reconocido como un gran científico.

Finalmente Humboldt, Bonpland y Montúfar regresaron a Europa desde Filadelfia; llegaron el 30 de junio de 1804 a Burdeos, Francia, país donde escribió sus libros más importantes. En París conoció a Simón Bolívar, quien solía decir que Humboldt era "el descubridor científico del Nuevo Mundo, cuyo estudio ha dado a América algo mejor que todos los conquistadores juntos".

Finalmente su fortuna desapareció a consecuencias de sus viajes y el financiamiento de sus publicaciones. Humboldt era una fuente inagotable de sabiduría y adquiría sus conocimientos con extraordinaria rapidez, todo ello facilitado por el dominio que tenía de varios idiomas, incluyendo algo de español. Nunca contrajo matrimonio ni dejó descendencia. Trabajó arduamente por la Ciencia durante 70 años y empleó su fortuna personal también en ayudar a otros científicos jóvenes y de escasos recursos.

El pensamiento de Alejandro de Humboldt profundizó en los problemas sociales. Fue un abierto enemigo de la esclavitud y combatió toda forma de opresión y discriminación. Bolívar solía decir de Humboldt: "Descubridor científico del Nuevo Mundo cuyo estudio ha dado a América algo mejor que todos los Conquistadores juntos".

Entre los hallazgos científicos derivados de sus expediciones cabe citar el estudio de la corriente oceánica de la costa oeste de Sudamérica que durante mucho tiempo llevó su nombre, un novedoso sistema de representación climatológica en forma de isobaras e isotermas, los estudios comparativos entre condiciones climáticas y ecológicas y, sobre todo, sus conclusiones sobre el vulcanismo y su relación con la evolución de la corteza terrestre.

En 1827 regresó a Berlín, donde desempeñó un destacado papel en la recuperación de la comunidad académica y científica alemana, maltratada tras décadas de conflicto bélico. Fue nombrado chambelán del rey y se convirtió en uno de sus principales consejeros, por lo que realizó numerosas misiones diplomáticas. En 1829, cuando tenía 60 años, por encargo del zar, efectuó un viaje por la Rusia asiática, en el curso del cual visitó Dzhungaria y el Altai.

El 6 de mayo de 1859, a los 90 años, se apagó esta vida extraordinaria y viajera; sus restos fueron sepultados en el panteón de Tegel, el castillo familiar, al fondo de un hermoso bosque.

Adalgisa Maduro Bautista
CNP 3.352

Fuentes: 

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