La ciudad perdida en los Andes
Los incas son una civilización precolombina que, junto con los mayas en Centroamérica, eran de las más avanzadas culturas humanas, aún más que muchas de la actualidad. Ellos tenían una cosmovisión del Universo donde todos formamos parte de una misma cosa, con un cierto orden
¿Quién no ha deseado vivenciar la ciudad divina de
los incas, en Perú? Según cuentan los visitantes es una experiencia completa,
donde se pone a prueba todo el Ser del humano. Develar sus misterios y
compartir el silencio de una naturaleza desbordada es una meta de quienes
desean ser parte del Universo. Bien lo sabían los incas y por eso la hicieron un
sitio con un sentido místico religioso donde cada piedra tiene una razón para
estar ahí, un sitio solo para escogidos. Le dicen “la ciudad perdida”, por
fortuna ignorada por el conquistador español y valorizada a principios del
siglo XX, cuando el arqueólogo norteamericano Hiram Bingham llegó hasta allí en 1911 y dio a conocer sus
maravillas.
Los incas son una civilización
precolombina que, junto con los mayas en Centroamérica, eran de las más
avanzadas culturas humanas, aún más que muchas de la actualidad. Ellos tenían
una cosmovisión del Universo donde todos formamos parte de una misma cosa, con
un cierto orden.
Machu Picchu es una ruina precolombina ubicada en la provincia de
Urubamba, en el Departamento del
Cusco, justo en el Valle del Urubamba, a 2.490 metros sobre el
nivel del mar, en la vertiente oriental de la Cordillera Central de los Andes, al sur de Perú, a
unos 80 kilómetros al noroeste de la ciudad de Cuzco, actual capital regional y antigua capital de los incas. Es Patrimonio de la
Humanidad y Nueva Maravilla del Mundo, la ciudad perdida de los incas,
constituye un conjunto histórico, natural y arquitectónico sin parangón.
Las ruinas,
propiamente dichas, están dentro de un territorio intangible del Sistema
Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado, llamado Santuario
Histórico de Machu Picchu, que se extiende sobre una superficie de 32.592
hectáreas, de la cuenca del río Vilcanota-Urubamba (el Willka mayu o "río sagrado" de los incas).
El Santuario Histórico protege una serie de especies biológicas en peligro de
extinción y varios establecimientos incaicos. La
superficie edificada es aproximadamente de 530 metros de largo por 200 de
ancho, su área urbana cuenta con 172
edificios.
Es una llaqta —antiguo poblado andino— incaica construida a mediados del siglo XV en el promontorio rocoso que une las montañas Machu
Picchu y Huayna Picchu. Aquí se encierra la
obra arquitectónica del santuario en perfecta y singular armonía con el
entorno, así como el ser humano ha de vivir con relación a la Pacha Mama o madre tierra. En su mitología, los dioses fueron personificaciones de cuerpos
celestiales, y el dios más importante fue Inti, el dios del sol.
La ciudad se alza
sobre un terreno de lo más agreste, lo que la hace virtualmente inexpugnable en
caso de ataque militar, además su ubicación exacta era un secreto, ya que
estaba prohibido bajo pena de muerte andar por sus caminos de acceso sin
permiso. Otra de las funciones de la ciudad además de ser centro administrativo
y “último refugio” en caso de peligro, es la de centro de culto solar y sobre
todo de observatorio astronómico, ciencia en la que los incas estaban muy
avanzados.
El valle del
Urubamba es conocido como el “Valle Sagrado. Hoy en día y como homenaje a las
antiguas creencias solares incas, se celebran en esta zona las fiestas del
“Inti-Raymi” cada 24 de junio. Era la ceremonia celebrada en el solsticio de
invierno y mediante la cual el Dios-Sol se unía con sus hijos humanos. Hoy en
día es un gran atractivo turístico, ya que el visitante puede ver la
reproducción de las antiguas costumbres y tradiciones incas, así que sería la
mejor época para visitar la zona y hacer turismo. No solo por poder ver las fiestas
del “Inti Raymi”, si porque junio y julio son los meses con mejor clima en la
zona.
La única forma de
llegar hasta ella es mediante el ferrocarril que une Cuzco y la población de
Aguascalientes, población a los pies del Machu Picchu. Una vez allí, hay que tomar
un autobús que sube a los visitantes hasta el Parque arqueológico.
Lo mejor si se
quiere visitar cómodamente las ruinas es contratar un paquete turístico en
Cuzco o desde Caracas, que incluya el viaje de ida y vuelta en tren, la
estancia en Aguascalientes, la subida en autobús, la entrada a las ruinas y un
guía que explique en su idioma la historia de la ciudad sobre el terreno. Otra
recomendación es que adquiere un fullday visite el mayor número posible de
compañías y compare precios y servicios. Las ruinas solo se pueden visitar por
la mañana, así que es aconsejable madrugar y subir sobre las 6-7 am si se
quiere ver todo y disfrutar al máximo. No olvide llevar abrigo pues si hay
nubosidad, la temperatura desciende.
Si es muy
aventurero puede probar la ruta de los incas, hacerlo a través del camino
principal conlleva una caminata de tres días, eso
sí se debe llevar carpa, saco de dormir, abrigo, linterna, calzado fuerte y
liviano, encendedor, agua (se encuentran pequeños cursos de agua) alimentos no
perecederos, dulces y cámara de fotos, también estar en muy buena forma física y
hacerse acompañar por un guía.
Una vez dentro, encontrará dos grandes zonas, la agrícola y la
urbana, con un área edificada de 530 metros de largo por 200 de ancho. Existen
al menos 172 recintos visitables en la ‘Montaña
Vieja’. En ellos, rodeadas del misticismo de la zona, reposan joyas tan
destacadas como el Templo del Sol,
la Residencia Real,
la Plaza Sagrada, Intihuatana, la Roca Sagrada o la Escalinata de las Fuentes. La ciudad está completamente construida en
piedra, algunas escaleras están esculpidas en un único bloque de granito blanco.
Los arquitectos se maravillan de la manera como pegaron las piedras, sin
cemento, únicamente formadas por bloques de
piedra tallados para que encajen unos con otros a la perfección.
El visitante puede recorrer a pie tres interesantes rutas
diferentes que salen de Machu Picchu: El camino del puente del Inca, la subida
a Huayna Picchu y sobre todo la ascensión a Wayna Picchu. Marco Antonio Martín
García, un viajero impenitente, recomienda que para subir a Wayna Picchu: “Uno
de mis consejos es que si se sufre mal de altura se masque hoja de coca, único
remedio eficaz contra el mal de altura. Este puede hacer que la ascensión por
las interminables escaleras de piedra y senderos sea un calvario para los no
acostumbrados a andar por la montaña”.
Al final lo llevarán seguramente al mercado de artesanías y
llegará a su hotel en Cuzco con la cabeza llena de pensamientos hermosos,
cansado pero feliz. ¿Qué espera? Asesórese con los expertos de Mundo Hampton y
comience su aventura.
Adalgisa Maduro Bautista
CNP 3.352
Fuente:
http://machupicchu.wikia.com/
http://www.saberia.com/
http://www.enjoy-machu-picchu.org/
http://www.belonweb.com/