jueves, 15 de agosto de 2013

Para verte mejor…




Poco a poco los habitantes de este planeta aprendemos a amar a Madre Tierra, no todo es destrucción ni desolación. Las fuerzas creativas humanas tienden una mano al ecosistema y las pone a su servicio. Es el principio fundamental que el artista inglés Jason de Caires Taylor usó para activar todo su potencial artístico en la consecución  del Museo Subacuático de Arte, ubicado en el Parque Nacional de Cancún, en la Riviera Maya, península de Yucatán, con el patrocinio y anuencia del ministerio de Medio Ambiente de México y la Asociación de Náuticos de Cancún e Isla Mujeres, y así esa nación cuenta con el mayor museo subacuático del mundo. En ello se invirtieron 350 mil dólares.
Las 450 esculturas de piedra, sumergidas en el mar entre 2009 y 2010,  fueron diseñadas para convertirse en arrecifes artificiales, pues se  construyeron con materiales especiales que promueven la vida marina y crean áreas para que los corales y criaturas del mar puedan desarrollarse. La apariencia de las esculturas cambiará con el paso del tiempo por la colonización de distintas especies. Se aseguraron debidamente en el fondo marino para que los visitantes que recorren la zona las puedan apreciarlas mediante el buceo o el “snorkel” en toda su magnitud, también se pueden ver por medio de embarcaciones que tengan fondo de vidrio.
La idea principal fue la de proteger los arrecifes naturales, dañados en los últimos años, producir nuevos arrecifes y ser expresión artístico-ecológica. 

miércoles, 7 de agosto de 2013

Amores encadenados en París



Mucho siglo XXI, mucha tecnología, mucho cosmos,  mucho twitter, pero el ser humano sigue siendo el mismo romántico del siglo XIX, como Margarite Gautier y Armand Duval, en “La dama de las camelias”, del escritor francés Alejandro Dumas. Los psicólogos sociales deberían encontrar la razón de esta sin razón. Y si no, ¿Cuál es el motivo de que en París los puentes se hayan convertido en un muestrario de candados de todas las formas y colores? Los primeros aparecieron en el Pont des Arts de París en 2008, pero rápidamente los “candados de amor” se extendieron a todos los puentes que atraviesan el Sena, en la capital francesa, en donde es posible engancharlos.


 Así se ha hecho conocida la Pasarela Leopold Sédar Senghor, frente al Museo D´Orsay. Nadie sabe por qué escogieron ese puente, pues no es el más bonito, ni el más famoso, si siquiera el más largo. Miles de candados han sido puestos por centenas de parejas, en las rejas de este puente, con las iniciales de los enamorados grabadas o escritas con marcadores de tinta indeleble, quienes los dejan después de cerrarlos y tiran las llaves al Sena, para que nadie pueda abrirlos y su amor perdure “para siempre”… o hasta que aparezca un nuevo personaje que le mueva el piso a cualquiera de los miembros de la dupla.

lunes, 5 de agosto de 2013

Grecia blanca y azul


A quienes descubrieron un país europeo llamado Grecia, a partir de la crisis económica que lo colocó al borde del abismo desde del año 2010, hay que decirles que son milenios de historia los que lleva encima antes de la llegada de Jesús a nuestro planeta. A los que recuerdan algo de sus clases de Historia Universal o del Arte sobre la mitología, época cuando los dioses convivían con los humanos. A quienes saben que Atenas, su capital, fue la sede de los Juegos Olímpicos en 2004 y la recuerdan por eso, hay que decirles que Grecia es mucho más.

Es un cálido país mediterráneo, situado al sur de la península Balcánica, encrucijada entre Oriente y Occidente, con una costa casi equivalente a la de Estados Unidos en miles de kilómetros, con más de 2000 islas en el Mar Egeo y el Mar Jónico, de las cuales sólo están habitadas unas 165, cada una de ellas con su propio encanto.  Hasta el magnate Aristóteles Onassis tuvo la suya, la isla Skorpios, hoy vendida al millonario  ruso Dmitri Rybolovlev por su nieta Athina, residente en Brasil.