miércoles, 23 de abril de 2014

HOTEL BURJ AL ARAB


Los mil y un sueños cumplidos


Cuando Sherezade contaba sus interminables narraciones al Sultán Shahriar  para salvar su vida, en Las mil y una noches, nunca se le ocurrió a su portentosa imaginación recrear un edificio en forma de vela para albergar trotamundos, construido en su propia isla artificial a 280 metros de la costa del Golfo Pérsico, que midiera 321 metros de altura, con todas las habitaciones convertidas en suites (la más pequeña tiene 175 metros cuadrados) decoradas lujosamente, y eso que la hija del gran Visir inventaba con ganas. Pues  Sherezade y el sultán quedarían atónitos al ver esta estructura con helipuerto y servicio de transfer del hotel compuesto por BMWs, Rolls Royce y un helicóptero privado. 

La lucha  del hombre por dominar la naturaleza  llevó a construir una isla en el mar que bordea un desierto y es asiento de un hotel "siete estrellas"


Es el Hotel Burj Al Arab de Dubái,  construido en 1999 por encargo del Sheikh Mohammed Bin Rashid Al Maktoum de los Emiratos Árabes Unidos. El diseño lo realizó el arquitecto británico Tom Wright de la compañía consultora británica Atkins en Epsom, Londres. Cinco años demoró su edificación. Y aunque no exista la denominación, es considerado el único hotel siete estrellas del mundo.
El más lujoso se acaba de llevar dos increíbles títulos: El de “Mejor Hotel del Mundo” y “Mejor Hotel del Medio Oriente” durante la Ceremonia “Ultimate Luxury Travel Related Awards Ceremony (ULTRAs), llevada a cabo en el opulento hotel Dorchester en Londres.
Cuando se ven las fotos de esta impresionante edificación alguien podría preguntarse ¿Al Sultán Shahriar del cuento se le quitarían las ganas de mandar a decapitar a su esposa virgen de cada día, si viviera allí? Ya habían pasado tres mil mujeres cuando conoció a Sherezade. Todo comenzó para vengarse de su primera esposa traidora.  

El Burj no se debió a venganza alguna, sino a una visión de progreso. En los Emiratos Árabes, a 200 kilómetros al norte de su capital Abu Dhabi, se encuentra Dubái, la ciudad que más ha crecido en la última década, un destino turístico de lujo cada día más solicitado por viajeros del globo. Ella por sí misma es una gran atracción para turistas sofisticados. Si no se hospeda en el Burj Al Arab, al menos vaya de visita, así lo recomiendan los expertos. Su estructura con forma de vela hace que sea uno de los edificios más fotografiados del planeta.

¿Qué tanto tiene?
Entre muchas cosas cuenta con 202 suites de lujo con un servicio personalizado, en el que destacan las recepciones privadas en cada planta y una legión de mayordomos para cada suite sirviendo 24 horas en su idioma;  se ven pulular por el hotel perfectamente uniformados con chaqué y sonriendo perpetuamente.
Todas las habitaciones están equipadas con la última tecnología, computadores y acceso a Internet. Hay varios tipos de suites: 142 habitaciones de lujo, 18 panorámicas, 4 suites club, 28 dobles, 6 suites de tres camas, 2 presidenciales y dos suites reales. Los precios rondan desde 1.600 euros (1.500 dólares) la habitación más barata, a los 24.500 euros que cuesta un apartamento de 800 metros cuadrados donde encuentran lo inimaginable, sala de cine, jacuzzis, 27 teléfonos, ascensor privado. El precio aproximado por alojarse una semana ronda los 10.500 euros, como mínimo, lo cual da una idea de que no está concebido para todos los bolsillos. Incluyen desayuno, dátiles, bombones y un juego completo de productos Hermes para hombre y mujer.

Para visitar el hotel y admirar sus fuentes, sus tiendas y su impresionante lobby (el más alto del mundo con más de 200 metros de altura) es necesario hacer una reservación en alguno de sus restaurantes o bares. Para disfrutar de una experiencia completa y tener las mejores vistas de Dubái, la mejor opción es reservar algún paquete en el Sky Bar del piso 27 (a más de 200 metros de altura). La opción recomendada por los expertos es asistir al "Indulgent Afternoon Tea" a las 16:00. El precio es de 450 dirhams (moneda oficial) e incluye infinitos tipos de té, una copa de champagne, diversos sándwiches y snacks, pastas de té y dulcitos.


Decorado por una china
Como la ornamentación es impactante, hay decir que la decoración interior del edificio estuvo a cargo de la diseñadora china Khuan Chew. Las instrucciones que el Jeque de Dubái le dio a Chew para el diseño de las suites y el atrio eran conmocionar e innovar. Khuan y su equipo utilizaron grandes cantidades de mármol, terciopelo y hojillas de oro para adornarlo. Seis meses antes de la inauguración, el Jeque visitó el hotel para dar su opinión. La majestuosidad de las suites cumplió sus expectativas de demostrar lujo y grandeza, pero al ver el atrio pintado de un minimalista blanco, lo reprobó. La decoradora tuvo que rediseñar la apariencia del vestíbulo.

En el hotel trabajan personas provenientes de más de 80 países, las cuales deben cumplir un riguroso proceso de selección para poder atender a los huéspedes en su idioma natal. Recientemente estrenó iPads chapadas en oro de 24 quilates – para el uso personal de sus huéspedes como un servicio de conserjería virtual.
Ni siquiera a Aladino, ni al genio de su lámpara se le hubiese ocurrido algo así, debieron pasar miles de años para verlo.


Adalgisa Maduro
CNP 3.352

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